Centro- Justicia

Imagina llegar a casa y al abrir la puerta sentir que entras en un pequeño refugio urbano con alma. Este exquisito piso de unos ~60 m² en pleno corazón de Madrid, en una finca de 1915 tan bien conservada que parece haberle susurrado al tiempo “quédate quieto”, te ofrece exactamente eso y mucho más. Ubicado en la calle Mejía Lequerica, a un paso de la calle Sagasta y de la vibrante plaza de Alonso Martínez, en la codiciada zona del barrio de Justicia, estás en el epicentro de lo que ocurre: cultura, historia, ocio, gastronomía… y tú sentado en tu salón, viéndolo todo desde tu nueva última planta interior pero bañada de luz.

Sí, has leído bien: última planta. Interior. Pero con tanta luz que parece que el sol ha decidido hacer brunch aquí todos los días. Las ventanas se abren a la vida del edificio y al cielo madrileño, mientras que tú estás en tu remanso de paz. La vivienda cuenta con dos habitaciones, un baño, cocina independiente —todo con ventana— y un nivel de detalle que hace que cada rincón merezca su propio aplauso. Imagínate: panelados de madera que respiran calidez, puertas ocultas que invitan al “¿qué habrá detrás?”, una cocina de roble que parece sacada de un carpintero enamorado, vigas vistas de madera que añaden carácter, y una barra a medida de pino y hierro donde puedes desayunar, trabajar, charlar… o brindar por lo siguiente: que te has hecho con una joya.

Vivir aquí es mucho más que tener un piso: es formar parte de un entorno con pedigrí. En Malasaña conviven tradición y modernidad, arte callejero, cafés con encanto, tiendas que no ves en cualquier sitio, bares alternativos… Estar en esta zona significa estar conectado con lo mejor de Madrid: transporte público ágil, vida cultural intensa, barrios colindantes atractivos y una energía que convierte cada paseo en una experiencia.
Idealista

Ya sea que estás buscando tu vivienda ideal para vivir en una de las zonas más demandadas de la capital o un piso para invertir y sacarle rendimiento desde el primer minuto, este piso lo tiene todo: ubicación top + carácter + detalles únicos + luz que enamora = fórmula excelente. Para inversores: ubicación así, en Malasaña, da posición; para quien quiere quedarse: vida de barrio con mayúsculas, sin renunciar a un hogar con encanto, sin olvidarse del estilo.

Y sí, lo sé: “interior” quizá suena modesto, pero aquí se transforma en fortaleza: silencio relativo, vistas de cielo, ambiente recogido… y cuando sale el sol, lo verás colándose y convirtiendo cada mañana en una postal. El edificio de 1915 aporta historia, presencia, vocación de barrio que ha resistido modas y seguirá siendo referente. Cada centímetro respira esa esencia de Madrid auténtico.

Entra, toma la barra de pino‑hierro, pon un café, abre las ventanas… y deja que la luz, el ambiente y la ubicación hagan el resto. Tu nuevo capítulo empieza aquí: dos habitaciones, un baño, cocina independiente, todas las estancias con ventana, última planta, carácter, encanto… y tú en Malasaña. ¿Listo para escribirlo?